Qué hace un técnico en farmacia

¿Cuáles son las tareas de un Técnico en Farmacia en farmacia?
Funciones esenciales del Técnico en Farmacia (con ejemplos reales de mostrador) Dispensación de recetas y comprobación de interacciones En el […]

Funciones esenciales del Técnico en Farmacia (con ejemplos reales de mostrador) Dispensación de recetas y comprobación de interacciones En el […]
Un técnico en farmacia (también llamado técnico de farmacia o técnico en farmacia y parafarmacia) es el profesional que, bajo la supervisión del farmacéutico, sostiene el engranaje de la dispensación y la gestión en la farmacia comunitaria (la de calle), la parafarmacia y, con funciones ajustadas al entorno, en farmacia hospitalaria y almacenes de distribución. En lo práctico, recibimos y colocamos pedidos, mantenemos a punto el stock, apoyamos la dispensación y el consejo al paciente, preparamos SPDs (sistemas personalizados de dosificación), ayudamos en elaboración y control de fórmulas magistrales, medimos constantes vitales (cuando el servicio lo ofrece) y cuidamos la exposición/escaparate para educar y vender mejor.
En mi día a día, lo primero es recepcionar el pedido y colocarlo de manera que lo que caduca antes, sale antes (FEFO). Después, el ritmo lo marca el mostrador: dudas de pacientes, prevención de la salud, cosmética, incidencias con recetas o productos. Entre clientes, reviso caducidades y rotación y, si toca, preparo SPDs o participo en fórmulas, dejando todo trazado. Ese es el corazón del trabajo: hacer que todo fluya con seguridad, agilidad y una sonrisa.
Apoyo a la dispensación: preparación de pedidos, búsqueda/ubicación de especialidades, información de uso básico, derivación al farmacéutico ante cualquier duda clínica.
Recepción de recetas e incidencias: comprobar presentaciones, formatos y lotes; detectar faltas; gestionar encargos y alternativas según indicaciones del farmacéutico.
Atención y consejo: escucha activa, triage de dudas y prevención (fotoprotección, gripe, hábitos saludables) y recomendación de parafarmacia cuando procede.
Farmacia comunitaria: foco en mostrador, stock, SPDs, fórmulas y educación sanitaria.
Farmacia hospitalaria: logística interna, preparación bajo protocolos, circuitos cerrados y trabajo de almacén/dispensación a unidades.
Parafarmacia: asesoramiento en dermocosmética y cuidado personal, gestión de lineales y campañas.
Empieza el turno y llega el repartidor. Firmo albaranes, reviso referencias, lotes y caducidades, registro incidencias y muevo el género. Colocar bien no es solo “poner en la estantería”: es planograma, zonificación (RX, parafarmacia, OTC), control de temperatura y FEFO. En mi caso, tras recepcionar, coloco por fecha de caducidad y ajusto ubicaciones para mejorar rotación y evitar mermas. Si hay faltas o roturas de stock, dejo el encargo abierto y anoto alternativas consensuadas con el farmacéutico.
Objetivo: que el mostrador tenga el producto justo a mano y el almacén esté ordenado para responder en segundos.
El mostrador es comunicación pura: escucha, preguntas claras y derivación responsable. Como técnico, explico posologías básicas, vías de administración y conservación cuando es evidente, y siempre elevo al farmacéutico las consultas clínicas, interacciones o situaciones delicadas. En prevención, me funciona romper el hielo con pautas sencillas: “¿Usas fotoprotector a diario?”, “¿Has probado lavado nasal en épocas de alergia?”. En cosmética, el asesoramiento es clave: tipo de piel, rutina, sensibilidades y objetivos. Muchas ventas cruzadas nacen de educar: un buen gel suave con un tratamiento antiedad marca la diferencia.
Tip práctico: cierro cada interacción resumiendo “para qué es, cómo usarlo y qué vigilar”, y ofrezco ficha de recordatorio cuando el paciente lo agradece.
Un stock sano vende más y caduca menos. Reviso caducidades y rotación por familias; ajusto mínimos/máximos y preparo inventarios parciales. En mi rutina, cada semana hago un barrido de las zonas de mayor salida y, una vez al mes, una revisión profunda de productos de rotación lenta. Si algo se aproxima a caducar, lo reubico y creo acciones (packs, recordatorios internos) siempre dentro de la legalidad. Esta disciplina reduce mermas y libera liquidez.
Métrica que miro: porcentaje de stock dormido y valor de caducidades evitadas frente a meses anteriores.
Los Sistemas Personalizados de Dosificación mejoran adherencia y seguridad en pacientes con tratamientos complejos. Cuando preparo SPDs, sigo un flujo fijo: validación de medicación con el farmacéutico, condiciones de conservación, higiene, blísterizado con identificación clara (día/hora), doble verificación y registro. En mi experiencia, anotar incidencias (cambios de pauta, comprimidos fraccionados, retiradas temporales) y comunicarlas al farmacéutico evita errores. Entrego al paciente o cuidador con un repaso de la organización y puntos de vigilancia (olvidos, nuevas recetas).
Claves: trazabilidad, orden y cero prisas. Un SPD bien hecho se nota y fideliza.
Participar en formulación magistral es precisión: pesadas, medidas, homogeneización, envasado, etiquetado y controles (organolépticos y documentales). Cuando elaboro fórmulas, dejo todo trazado y controlado antes de dispensar: ficha de elaboración, lotes de materias primas y caducidad clara. Si surge cualquier duda (compatibilidad, estabilidad), paro y lo reviso con el farmacéutico.
Buenas prácticas: ordenar la mesa de trabajo por fases, preparar material y EPIs antes de empezar y cerrar siempre con limpieza y registro.
En muchas farmacias medimos tensión arterial, frecuencia cardiaca, peso/IMC o glucemia capilar (cuando se ofrece el servicio). Como técnico, preparo el equipo, explico el procedimiento y recojo el valor; el asesoramiento clínico y la interpretación corresponde al farmacéutico. En mi práctica, anoto las condiciones (reposo, hora, brazo, ayuno) para que el dato tenga sentido, y recomiendo seguimiento periódico cuando procede.
El escaparate no es decoración: es pedagogía y negocio. Planifico por temporadas (alergia, fotoprotección, vuelta al cole, frío) y rotación quincenal o mensual. En mi caso, cambio productos y mensajes para que el escaparate cuente una historia (problema → solución), y dentro de la tienda cuido la ubicación: los superventas a mano, las novedades con stoppers y la dermocosmética por tipología de piel. El resultado es un mostrador que vende solo y pacientes mejor informados.
Para ejercer como técnico en farmacia y parafarmacia, la vía estándar es el Título de FP de Grado Medio, con módulos como: oficina de farmacia, dispensación, operaciones básicas de laboratorio, formulación, anatomofisiología y patología básicas, primeros auxilios, promoción de la salud y gestión de almacén. Este plan prepara justo para todo lo que vemos en el día a día: desde recibir pedidos hasta colaborar en fórmulas y hablar con el paciente con seguridad.
Respecto al marco legal, el técnico trabaja siempre bajo la dirección del farmacéutico, que es quien valida la dispensación, resuelve consultas clínicas y asume la responsabilidad última. El técnico puede elaborar y controlar fórmulas, preparar SPDs, gestionar stock, medir constantes en servicios ofertados y asesorar en productos de parafarmacia; lo que no puede hacer es sustituir el juicio clínico del farmacéutico ni prescribir. Este equilibrio garantiza seguridad del paciente y calidad del servicio.
Atención al detalle: lotes, caducidades, trazabilidad en SPDs y fórmulas.
Comunicación clara: traducir indicaciones a lenguaje simple; cerrar cada entrega con “qué, cómo y para qué”.
Gestión del tiempo: alternar mostrador, almacén y laboratorio sin perder ritmo.
Orden y limpieza: imprescindible en formulación y SPDs.
Criterio comercial: planograma, escaparate, cross-selling responsable y campañas.
Herramientas: software de receta electrónica y gestión de stock, tensiómetro validado, básculas, glucómetro, material de laboratorio, blíster y selladoras para SPD.
Actitud: empatía, paciencia y gusto por prevenir tanto como por resolver problemas.
El técnico en farmacia es el pegamento que une la logística, el mostrador y el laboratorio. Cuando recepciono y coloco el pedido por FEFO, cuando asesoro con calma a un paciente, cuando preparo un SPD cuidando cada detalle o elaboro una fórmula con todo controlado y trazado, sé que estoy aportando seguridad y valor real. Si buscas entender qué hace exactamente este perfil, la respuesta es simple: todo lo necesario para que la farmacia funcione y el paciente salga mejor que entró.
¿Cuál es la diferencia entre técnico y auxiliar de farmacia?
Suele depender del formato y la formación. El técnico de farmacia cuenta con FP de Grado Medio y está habilitado para apoyar dispensación, SPDs y fórmulas bajo supervisión del farmacéutico. El auxiliar se orienta más a apoyo al mostrador y tareas administrativas/comerciales; sus funciones pueden ser más limitadas según el establecimiento.
¿Qué no puede hacer un técnico sin el farmacéutico?
No puede validar la dispensación ni emitir juicio clínico (indicaciones terapéuticas, sustituciones fuera de protocolo, resolución de reacciones adversas, etc.). Siempre que surja una duda clínica, se deriva al farmacéutico.
¿Dónde puede trabajar un técnico de farmacia?
Principalmente en farmacia comunitaria, pero también en farmacia hospitalaria, almacenes de distribución, parafarmacias, laboratorios y empresas de dermocosmética.
¿Qué es un SPD y quién lo prepara?
El Sistema Personalizado de Dosificación organiza la medicación por días y tomas para mejorar adherencia y seguridad. Lo prepara la farmacia, con participación del técnico y validación del farmacéutico.
¿El técnico puede elaborar fórmulas magistrales?
Sí, puede participar en la elaboración y control de fórmulas magistrales y preparados oficinales bajo protocolos y supervisión.